martes, 2 de septiembre de 2008

Una nueva vida

En un silencio
que me sabrá a ternura,
durante nueve lunas
crecerá tu cintura;
y en el mes de la siega
tendrás color de espiga,
vestirás simplemente
y andarás con fatiga.

Y un día, un dulce día,
con manso sufrimiento
te romperás cargada
como una rama al viento.

Y será el recocijo.

De besante las manos
y de hallas en el hijo
tu misma frente simple,
tu boca, tu mirada,
y un poco de mis ojos,
un poco casi nada…

Anónimo

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