jueves, 18 de septiembre de 2008

Encuentros cercanos de tercer tipo

Título: Secuestrados por los ovnis
Autor: Manuel Carballal
Año: 1992
Editorial: Espacio y tiempo
País: España
Páginas: 127

Resumen: El autor muestra una serie de testimonios sobre personas raptadas por seres de otro planeta, los casos en que fueron abducidos fueron de manera individual, como colectiva; los escenarios en que se dieron estos hechos fueron al aire libre (carreteras, sembradíos, montañas, lagos, la calle) y raptos a domicilio (en sus dormitorios). El libro pretende enfocarse en demostrar a la hipnosis como prueba científica que avale los casos aquí escritos.

Comentario: Los ovnis son y serán un tema de mucha polémica. Es muy osado pensar que somos los únicos seres “inteligentes” que existen en toda la galaxia, pero también es muy pretensioso apresurarse a sacar vagas conclusiones sobre la existencia de pequeños hombrecillos verdes realizando experimentos genéticos con nosotros. Las pruebas que presenta este libro sobre testimonios de personas abducidas (secuestradas), son casi en su totalidad por la hipnosis regresiva; recordemos que la mente humana es un rompecabezas tan complejo, que pudiera disfrazar lo real con lo fantasioso, o todo esté planeado, y solo busquen hacerse publicidad, como ocurrió en muchos casos de fraude que relata este libro. La parte reflexiva sobre estos relatos, es la que se cita el viejo argumento de un veterinario en la página 61, donde compara la sensación que presentan las personas después del secuestro con la que siente un pequinés después de visitar al veterinario, con que miedo le describiría a su “hermano” doberman a esos seres extraños vestidos de blanco, que lo colocaron contra su voluntad en una camilla, donde le insertaron un montón de agujas, le sacaron muestras de sangre, piel, etc.; sin saber que era para curarle el moquillo que ya comenzaba a padecer. Curiosamente es lo mismo que hacemos los científicos, tomamos un grupo de animales, los llevamos al laboratorio, tomamos muestras de sangre (si es necesario), lo clasificamos de acuerdo a su nombre científico, lo marcamos (pintar alguna parte de su cuerpo, colocarle algún anillo de color, etc.) y lo liberamos para después seguir su ruta de migración, reproducción, hábitat, etc. Que paradoja ¿no? Aunque no estamos hablando de los derechos de los animales o la ética científica, se me hizo interesante marcar esta observación. De cualquier forma, un rapto es un rapto, el cual deja secuelas desastrosas, peor aún, si es por seres de otra especie, con diferente morfología, lenguaje, costumbres, adelantos científicos, entre otros. No estoy muy convencida sobre la credibilidad de estos hechos, ya que no hay aún pruebas suficientes y eficientes que respalden la teoría del secuestrador alienígena.

¿Mito o realidad? Sin duda, es y seguirá siendo una de las tantas cosas que aún no ha podido dársele una respuesta.

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